Las oficinas de nuestra empresa deben ser un reflejo fiel de la cultura corporativa. Cualquier persona que traspase el umbral debe saber dónde está y cuáles son los valores de la compañía. Por eso, un cambio cultural puede transmitirse de muchas maneras, pero también deberá hacerse a través de la sede de la organización.
¿Cómo nos afecta el espacio de trabajo?
Las oficinas y lugares de trabajo están sufriendo una enorme transformación desde principios del siglo XXI. Las personas quieren un lugar inspirador para desarrollar su actividad laboral, sobre todo cuando la creatividad es la única manera de diferenciarse del resto. Ser capaz de disfrutar del trabajo y divertirse con él es también clave para la satisfacción laboral y, por tanto, la productividad. Además, con el sentimiento de felicidad mejoran la gestión del tiempo y la concentración. Por eso, si queremos promover el rendimiento, el sentimiento de pertenencia, la motivación y el compromiso, debemos estar muy pendientes de la organización y gestión de los lugares de trabajo.
Ofita, marca especializada en soluciones innovadoras para personalizar oficinas, señala hacia dónde va la evolución de los espacios de trabajo: un mayor peso de los espacios colectivos, la transformación de los espacios personales asignados en compartidos y la humanización.
Por tanto, el entorno en el que pasamos nuestra jornada debe ser correctamente diseñado y planificado. Tendrá la flexibilidad suficiente para adaptarse a los cambios en la plantilla y sus necesidades, y mirará por la salud y el bienestar del equipo humano. Además, según la tarea que desarrollemos en cada momento, los espacios serán distintos. No es lo mismo una reunión de equipo que una entrevista, el trabajo individual en concentración, etc.
¿Qué criterios hay que tener en cuenta a la hora de construir un espacio de trabajo?
Un punto vital a la hora de empezar a planificar todas las nuevas oficinas, y también un trabajo pendiente a la hora de repensar las antiguas, son la sostenibilidad y la eficiencia energética. Son variables que siempre hay que tener presentes, pero con más razón si están alineadas con nuestra identidad corporativa. Además, hay que valorar estos otros factores, como mínimo:
- La temperatura: debe estar en torno a los 21 grados y ser accesible su regulación para las personas.
- La luz y el espacio exterior: la luz debe ser natural, y debe haber acceso a algún espacio externo, a ser posible verde.
- La presencia de vegetación en el interior de la oficina: hablamos de plantas vivas tanto en los puestos de trabajo como en lugares de paso o comunes. Además, un lugar de trabajo con “vistas” a una zona con plantas y árboles mantendrá los niveles de estrés bajos y fomentará la creatividad.
- La calidad del aire y la ventilación: una renovación adecuada del aire y la presencia de plantas mejorará la salud y el bienestar de las personas.
- El color: la elección de colores a la hora de decorar la oficina debe responder a criterios psicológicos, más que a gustos estéticos.
- El ruido: enemigo de la concentración, favorece el estrés y el cansancio. Crear espacios insonorizados para aislarse puede ayudar a darse un respiro en las oficinas abiertas tan frecuentes en la actualidad.
- La ergonomía: las sillas de oficina bien elegidas, así como la posibilidad de trabajar de pie o sentado favorecerá la comodidad del empleado y evitará las típicas dolencias musculares. Fomentar el movimiento frecuente mejorará la salud física y mental de las personas.
El cambio cultural de una organización transforma el entorno de trabajo
El estilo start up se ha transmitido al resto de empresas: los lugares de trabajo se convierten en espacios más humanos, abiertos, diáfanos, sin habitáculos cerrados. Favorecen el trabajo cooperativo y transmiten unas relaciones más horizontales y menos jerárquicas. La transformación es total y se dirige a poner a las personas en el centro. Pero los cambios de este tipo en los espacios de trabajo no son los generadores del cambio cultural: es el cambio cultural el que pide un nuevo espacio, así como una correcta gestión y comunicación del cambio.
La incoherencia se puede ver en ambos sentidos: por ejemplo, una compañía que aboga por la transparencia, la comunicación, la creatividad y las relaciones en cooperación pero que dispone de oficinas con paneles opacos, despachos cerrados y diferencias jerárquicas a través de una organización del espacio monótona y diferenciada por responsabilidades.
O, a la inversa, una empresa que transmite a sus empleados una trasformación del lugar de trabajo dirigida a romper con la uniformidad y a fomentar la cercanía y el bienestar emocional y físico de las personas, pero que mantiene una comunicación unidireccional, una estructura jerárquica, vertical y fría y continúa aplicando normas férreas.
[ctt template=”1″ link=”3d6q1″ via=”yes” ]La transformación del espacio de trabajo no genera un cambio cultural: es el cambio cultural el que pide un nuevo espacio.[/ctt]
Aunque la transformación en los últimos años se dirige a este tipo de espacios, hay que valorar también la parte negativa. Pueden suponer un problema para la concentración de los trabajadores, así como eliminar casi por completo la privacidad. Del mismo modo la tendencia de que ningún empleado tenga un lugar fijo puede ser también un inconveniente. A pesar de que fomenta la relación entre compañeros y la visión de la empresa como un todo más allá de la mesa de trabajo y el pasillo más cercano, también se pierde la opción de hacer del puesto de trabajo un espacio personal, con objetos propios que lo doten de calidez.
La oficina como reflejo de la cultura corporativa
La sede de nuestra empresa es más que una oficina. Por eso es importante desde la elección de la ubicación hasta el edificio. Los espacios, además de funcionales, deben ser un reflejo de la identidad corporativa y la cultura de la organización. Tanto los trabajadores como los clientes deben respirar la cultura corporativa de nuestra empresa nada más entrar en nuestra sede.
También es recomendable, para la gestión de un cambio cultural con todas sus aristas, contar con los servicios de una agencia de comunicación corporativa. Gestionar de forma óptima la comunicación interna para transmitir el cambio es vital para su éxito.